Sobre retos de lectura y decepción de fin de año.

Esta es una entrada que comencé hace varios meses y nunca publiqué. Probablemente ya no tenga sentido sacarla a la luz ahora, pero para no desperdiciar el tiempo que me tomó escribirla, aquí está:

Diciembre del 2016


Hace tiempo solía hacerme en los inicios de enero una lista de los libros que planeaba leer en el año. Eran alrededor de 30, generalmente, y para fin de año cumplía casi por completo con mi meta. 

Con el correr del tiempo la cantidad en la lista fue aumentando, estimulada por la conciencia de mi propia mortalidad y por las exigencias de mi carrera universitaria. Eso, a su vez, le atribuyó más estrés que placer a mi lectura, y en contraposición con mis expectativas cada año fui leyendo menos. La poca cantidad traía más estrés: Cómo no aproveché mejor el tiempo, cómo no leí cuando tenía la posibilidad, ahora faltan dos semanas para que termine el año y leí sólo tres libros de toda esa lista.
Decidí dejarla de lado y nomás registrar aquello que leía, no lo que deseaba leer.

Pero entonces, hace no mucho tiempo, me uní a Goodreads, una red social de libros bastante popular. En sí las redes sociales no me atraen mucho pero al ver que todos los que se hacían llamar lectores tenían una cuenta pensé por qué no probar, cierto. 

Resulta que no era del todo para mí, pero esa es otra cuestión.

Lo importante relacionado al tema de esta entrada es que lo primero que me pidieron luego de registrarme en Goodreads fue participar del reto de lectura del año. Sonaba sencillo: debía poner la cantidad de libros que deseara leer antes del próximo primero de enero e intentar alcanzar esa meta. Incluso podría cambiar el número al que aspiraba en cualquier momento, sin consecuencias ni culpas. 

La recompensa? Ninguna, más que el poder presumir que había conseguido superar ese reto. 

Lo negativo? Bueno...

Cada vez que entro a mi sesión salta el cartel recordándome que estoy x cantidad de libros por detrás de lo que debería. Una sutil invitación a apresurarme, a tragar páginas con tal de llegar a un número. Y para qué: Insisto que para nada.

La cantidad es mejor que la calidad, después de todo. De qué sirve haber leído libros de 700 páginas en el año si no son más de 5, y por lo tanto pocos.

Ver eso ya no me estresa como un par de años atrás, pero no hace más que decepcionarme conmigo misma. De nuevo esa culpa por no haber aprovechado más el tiempo (cuando en realidad si en su momento no leí fue porque no quería leer) y esa insistencia en apresurarme.

Llevada por la culpa, reduje mi número de libros a los que aspirar en ese reto, pero aún así hoy estoy "2 books behind schedule". 

Y me digo a mí misma, cómo es que entré a esto voluntariamente. Claro, a principio del año no hay drama, eso es problema del yo del futuro. Será divertido, había pensado. Ajá.

Así que ya fue, y mandé todo a la mierda.

Me puse a leer un libro de 800 págínas que no tengo prisa por terminar, que no pertenece a ningún tipo de canon, que no me servirá para la universidad y con el que la estoy pasando sinceramente bien. Terminé con mis finales y sólo quiero relajarme, no pensar en más cosas por hacer.

La próxima o no participo de este reto o me pongo como meta leer una cantidad ridículamente pequeña para el promedio de Goodreads. De todas formas, siempre va a ser más que el promedio anual de libros que lee la gente en mi país.


><


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